Turismo Local
El Parque de los Olivos está situado al sur de la Ciudad de México, dentro del Pueblo de San Juan Ixtayopan, en la Alcaldía Tláhuac.
Cuenta con una superficie de aproximadamente 90,380.34 m2.
Actualmente el parque cuenta con alrededor de 450 árboles de Olivo, de los cuales 265 son nuevas plantas por esquejes y las 50 restantes datan de esa época.
Ideal para pasar un lindo momento en familia, los amigos o la pareja.
Dentro del parque podrás realizar y disfrutar de diferentes actividades, como:
Recorridos históricos acerca del árbol de Olivo.
Senderismo.
Actividades deportivas.
Juegos Infantiles.
Áreas de recreación familiar.
Días de campo.
HISTORIA
Los olivares fueron introducidos a México en 1524 por misioneros franciscanos y jesuitas. En este sitio en 1531 se sembraron por primera vez en el país los árboles de olivos a manos de Fray Martín de Valencia, llamado “el padre del olivo en América”, con la esperanza de convertir el nuevo territorio en una réplica del paisaje de España. El olivo parece ser originario del Medio Oriente, de ahí pasó a Grecia, después a España y finalmente a México.
Fue considerado por griegos y fenicios un árbol sagrado y mágico. En la ciudad de Atenas, el olivo era la planta principal y decoraba completamente los jardines. Quién hiriese o cortara éste árbol, sufría la pena del destierro.
El árbol del olivo, es un árbol muy alto, que puede llegar a medir unos 15 metros de altura, su tronco de color gris claro está lleno de protuberancias y fisuras, que van en aumento a medida que se hace mayor. Sus hojas son opuestas, blanquecinas por el revés y de color verde brillante por su frente, con flores pequeñas y de gran fragancia. Tiene por fruto las mencionadas aceitunas, presentan tamaños diferentes, según las variedades. En sus comienzos son de color verde, y a medida que maduran se vuelven negras. El aceite de olivo en la cultura Egipcia se utilizaba para las lámparas, preparación de alimentos, elaboración de cosméticos y por ultimo para actos ceremoniales como la momificación.
La corona española mando derribar todos los arboles de olivo de América continental para que no hicieran competencia a la producción española, salvándose los plantados en el actual Parque de los Olivos.
En 1860 durante 8 años hubo sequía constante, lo que destruyo la cosecha de aceituna y aceite de olivo, por lo que la actividad quedo en ruinas.
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